jueves, 29 de agosto de 2013

EL TREN CUMPLE 150 AÑOS EN LA RIOJA

Primitiva estación de Logroño. Fotografía de Jean Laurent. Patrimonio Histórico, Ministerio de Cultura
 
Hoy, 30 de agosto de 2013, se conmemora el 150 aniversario de la inauguración del primer ferrocarril de La Rioja, la línea que, de Este a Oeste, desde Castejón hasta Miranda de Ebro, recorre el territorio de esta singular comunidad autónoma.
 
El primer ferrocarril riojano formaba parte de la línea de Tudela a Bilbao cuya primera sección, entre la capital vizcaína y Miranda de Ebro, se inauguró con toda solemnidad el 1 de marzo de 1863, tal y como recordamos en este blog oportunamente. Poco después se abrió al tráfico el tramo comprendido entre Haro y Miranda, pero la totalidad de la línea no quedó concluida hasta el 30 de agosto de 1863. El magno acontecimiento fue puntualmente recogido por los medios de comunicación de la época, como es el caso del diario La Correspondencia de España, que en su edición del siguiente 2 de septiembre señalaba:
El ferrocarril penetra en La Rioja por las Conchas de Haro. Fotografía de Jean Laurent. Patrimonio Historico, Ministerio de Cultura
 
El 30 se ha verificado la inauguración de toda la línea del ferro-carril de Tudela a Bilbao. En la mañana del mismo día salió de este último punto un tren, compuesto de algunos coches y un magnífico salón que conducía al consejo de administración, al gobernador de Bilbao, Sr. Muñoz, el director general, Sr. Cipriano Segundo Montesinos, a varios ingenieros y algunas otras personas.
 
El tren llegó a Logroño a las doce del día y el consejo se apresuró en el poco tiempo que tenía disponible a invitar a las autoridades y algunos particulares para que les acompañasen en la expedición. Tomaron parte en ésta el Excmo. Sr. Duque de la Victoria, acompañado del brigadier Gurrea y del ayudante a las órdenes, coronel Murrieta, el gobernador civil de la provincia, Sr. Travado, el brigadier gobernador militar, Sr. Inestal, los diputados provinciales señores Eulater y Martínez Llorente, el alcalde de la capital, Sr. Apellaniz y otras varias personas.
Estación de Castejón de Ebro. Fotografía de Jean Laurent. Patrimonio Histórico, Ministerio de Cultura
 
El tren se detuvo en su marcha en las estaciones de Calahorra, Alfaro y Castejón. En este punto se encontraban ya, el gobernador de Navarra, Sr. Pesquera, el regente de la audiencia, el director-gerente de la empresa del ferro-carril de Pamplona a Zaragoza y algunos otros, conducidos por un tren especial. Después de haber permanecido un tiempo en esa estación, el tren volvió a ponerse en camino para Logroño, con las mismas personas que había llevado.
 
El viaje se ha hecho con toda comodidad y sin que se haya tenido que registrar el más pequeño incidente desagradable, a pesar de que la expedición se ha verificado a gran velocidad, puesto que el tren andaba unas doce leguas por hora.
 
Este paseo de inauguración ha proporcionado, a quienes lo han hecho, al par de la satisfacción de ver reunidas tantas personas notables, la de admirar las grandes obras de fábrica ejecutadas en la vía, de las cuales son las principales tres puentes de hierro y la desviación del curso del caudaloso Ebro, hechas en el sitio llamado de San Martín.
Obras del ferrocarril de Tudela a Bilbao junto al Ebro. Fotografía de Jean Laurent. Patrimonio Histórico, Ministerio de Cultura
 
No deja de resultar llamativo el comentario del cronista relativo a la ausencia de incidentes prese a la gran velocidad del tren, sobre todo si se tiene en cuenta que la velocidad de doce leguas por hora corresponde, aproximadamente, a 66 kilómetros por hora, marcha realmente sorprendente para la época y, también, bastante apurada para un trazado que, pese a transcurrir en su totalidad por el valle del Ebro, presenta una planta muy sinuosa, al ceñirse a los grandes meandros que traza el río.
Por su pequeña envergadura, los jarreros pronto bautizaron al tren de Haro a Ezcaray como el "Bobadilla". Fotografía de Jeremy Wiseman
 
Tras la inauguración del gran eje ferroviario que vertebra La Rioja de Este a Oeste, este medio de transporte no experimentó más ampliaciones, al menos en ancho de vía español. Solamente los valles que siguen los afluentes más extremos del Ebro, los del Oja y el Cidacos, contaron con ferrocarriles de vía estrecha de efímera existencia. El primero de ellos, inaugurado el 10 de julio de 1916, enlazaba Ezcaray con Haro y los habitantes de esta última ciudad, acostumbrados a la gran envergadura de los trenes de vía ancha, pronto bautizaron al de vía estrecha como el "Bobadilla". En el otro extremo de la provincia, en 1922 entraban en servicio los primeros tramos del tren de Calahorra a Arnedillo. Ambas líneas fueron clausuradas a lo largo de los años sesenta del pasado siglo.
La tracción vapor se mantuvo activa en La Rioja hasta 1975. Fotografía de Peter Willen
 
Mientras tanto, el histórico ferrocarril de Tudela a Bilbao cambió de manos en sucesivas ocasiones. En 1878 la primitiva compañía concesionaria que lo había puesto en marcha, cedió la línea a la poderosa Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España que, a su vez, fue nacionalizada e integrada en Renfe en 1941. Lamentablemente, durante décadas, ninguna de estas empresas realizó inversiones de relevancia que permitieran la mejora del servicio ferroviario como la construcción de variantes de trazado o la duplicación de la vía. De hecho, la única actuación de entidad fue la realizada en los años cincuenta con el propósito de alejar la estación del centro de Logroño. Mientras tanto, los trenes seguían remolcados por anticuadas locomotoras de vapor que no fueron definitivamente jubiladas hasta abril de 1975. Un año después, la instalación de la catenaria supuso la principal modernización que ha experimentado la línea a lo largo de su siglo y medio de existencia, con la definitiva implantación de la tracción eléctrica que, en la actualidad, sigue asegurando el arrastre de los principales tráficos ferroviarios en La Rioja.
Desde 1976, la mayor parte de los tráficos ferroviarios de La Rioja son asegurados con tracción eléctrica

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