lunes, 18 de abril de 2016

LOS PRIMEROS AUTOMOTORES DE COMBUSTIÓN INTERNA IBÉRICOS

Automotor MAC-1 de los Ferrocarriles Vascongados, estacionado en Zarautz. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

La Compañía de los Ferrocarriles Vascongados fue pionera, en nuestro país, en la utilización de automotores de viajeros impulsados por motores de combustión interna. A partir de 1911, esta empresa estudió la posibilidad de emplear en sus líneas automotores dotados de motores de combustión interna con los que, gracias a unos costes de explotación notablemente inferiores, tanto en personal como en combustible, con respecto a los de los pesados trenes tradicionales arrastrados por locomotoras de vapor, se podrían establecer servicios más frecuentes entre San Sebastián y Zarauz. El principal objetivo perseguido con los nuevos vehículos era competir con el tranvía que desde 1912 unía la capital guipuzcoana con Tolosa y que por tanto representaba una nueva competencia en el trayecto común hasta Lasarte. Además, también esperaba aprovechar la creciente demanda que generaba el turismo estival entre ambas localidades.

Tras estudiar en las revistas técnicas de la época algunas de las más destacadas experiencias europeas de explotación ferroviaria mediante automotores, entre ellas la de la línea húngara de Arad (en la actualidad en territorio de Rumanía) a Csanád, la empresa comisionó a su director, Julio Igartua, para que viajase a Francia y Bélgica en compañía del jefe de material y tracción, Ángel Garín, con el fin de obtener información de primera mano al respecto. En su periplo visitaron la línea de Bruselas a Waterloo, donde prestaban servicio unos automotores eléctricos alimentados mediante acumuladores y más tarde las oficinas de los constructores Westinghouse y De Dion Bouton en París.

Al regresar a Bilbao, ambos redactaron un informe en el que se proponía la adquisición de automotores de 70 caballos de potencia dotados de motores de gasolina de la casa francesa De Dion Bouton, con los que se pretendía establecer un servicio de trenes tranvías que tendrían su origen en la Plaza de Guipúzcoa de San Sebastián, para circular por las vías urbanas del ferrocarril de Hernani a la estación de Amara, punto desde el que continuarían hasta Zarauz. Para mejorar la accesibilidad de los viajeros, y gracias a la mayor capacidad de aceleración de los nuevos vehículos, se decidió abrir cuatro pequeños apeaderos en San Pelayo, en el pk. 31,160, a la salida de Zarauz, unos metros más arriba que el actual apeadero homónimo; San Esteban, entre Orio y Aguinaga, en el pk. 33,027 que daba servicio a una barriada y una fábrica situada a en la orilla opuesta del río Oria, por lo que se estableció un paso de barcas; Irurita-Echecho, situado entre Usurbil y Zubieta en el pk. 45,254; y Rezola, entre Rekalde y Añorga, en el pk. 51,105, detrás de las escuelas de la fábrica de Cementos Rezola El tiempo de viaje previsto para cubrir el trayecto era de unos 35 minutos.

Tras el estudio del informe, el Consejo de Administración de los Ferrocarriles Vascongados decidió, en reunión celebrada el 13 de enero de 1912, adquirir tres motores De Dion Buton de 70 caballos, y encomendó a los talleres de Durango la construcción de las carrocerías para tres coches, cuyo coste por unidad ascendería a 7.487,64 pesetas. Sin embargo, poco después se optó por incrementar la potencia hasta 90 caballos y reducir a dos el número de unidades.

La casa suministradora de los equipos de tracción, la Société Anonyme Westinghouse de París, se comprometió a entregar todos los componentes en el plazo de cuatro meses, lo que habría permitido establecer el nuevo servicio de automotores de cara al verano de 1912. Sin embargo, el fabricante no cumplió su compromiso, por lo que al recibir los equipos cuando ya había concluido la temporada estival, la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados le exigió la renegociación de los pagos. Al mismo tiempo la empresa entabló conversaciones con la compañía del Ferrocarril de San Sebastián a Hernani con el fin de llegar a un acuerdo para poder circular por sus vías desde la estación de Amara hasta las calles más céntricas de la capital guipuzcoana.

Una vez recibidos los equipos de tracción y concluida la construcción de las carrocerías, los nuevos automotores realizaron diversas pruebas en la línea de Elorrio,  elegida con este fin dada su proximidad a los talleres de Durango y su reducido tráfico. Tras obtener resultados satisfactorios, el Consejo de Administración decidió realizar en uno de ellos el primer viaje oficial, desde Bilbao a San Sebastián, el 13 de mayo de 1913.
Prueba del automotor MAC-1 de los Ferrocarriles Vascongados en la línea de Durango a Elorrio. Archivo EuskoTren/Museo Vasco del Ferrocarril

En todos los viajes de prueba efectuados con los nuevos automotores benzoeléctricos se pudo comprobar que su potencia era suficiente para poder arrastrar un remolque ligero, de modo que el 1 de mayo de 1913 la empresa pensó en adaptar con este fin uno de los coches motores de la serie 30 del tranvía de Arratia, tras sustituir sus bogies originales por otros pertenecientes a un coche salón. Una vez realizada esta operación, el Consejo de Administración decidió celebrar el acto oficial de inauguración el 19 de julio de 1913. Un día antes, el diario vespertino El Nervión anunciaba la novedad en sus páginas.

Ferrocarriles Vascongados, Servicio de automotores

La Compañía de los Ferrocarriles Vascongados ha anunciado el amplio servicio de trenes y automotores que establecerá entre Zarauz y San Sebastián y viceversa, desde el día 21 de este mes.

Asciende a 20 el total de las combinaciones de ida y vuelta entre ambos puntos y a 8 las expediciones de automotores que forman parte del cuadro de servicios. Seguramente que esta nueva clase de locomoción entre dos concurridísimas poblaciones veraniegas, satisfará todas las conveniencias y comodidades del público.

La Compañía solo admitirá en los automotores un número igual al de los asientos disponibles. Los que no encontraran asiento podrán optar, o por la devolución del importe del billete, o por continuar el viaje en el siguiente tren que lleve asientos de la clase de los billetes que posea. Los automotores no admitirán más equipajes que los bultos que puedan llevar en la mano los viajeros y cuyo peso no exceda los 10 kilogramos.

Los primeros días el servicio se prestó desde la estación de Amara, ya que tanto la Compañía del ferrocarril de Hernani como el Ayuntamiento de San Sebastián no autorizaron su circulación por las calles de la ciudad, hasta que el 6 de agosto se estableció el necesario enclavamiento de las agujas de enlace entre ambas empresas ferroviarias.

Los automotores benzoeléctricos fueron los primeros vehículos dotados de motores de combustión interna que prestaron servicio en los ferrocarriles de servicio público del Estado español, por lo que la experiencia desarrollada por Vascongados fue absolutamente novedosa. Sin embargo, su explotación se vio dificultada por numerosas averías fruto del desconocimiento y la inexperiencia en el manejo y mantenimiento de la nueva tecnología.

El correcto mantenimiento de los nuevos automotores benzoeléctricos era uno de los aspectos más delicados que tuvo afrontar la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados a la hora de introducir este nuevo sistema de tracción, ya que carecía de toda experiencia en la materia. En un primer momento, y como el equipo de transmisión eléctrica era muy similar al de los tranvías, la empresa decidió confiar el puesto de mecánico a Nicolás Vidaurreta, obrero de los talleres de su filial, la Compañía del Tranvía Eléctrico de Bilbao a Durango y Arratia. Sin embargo, la mayor parte de los problemas vinieron de la mano de los motores de gasolina De Dion Bouton, convertidos en una constante fuente de problemas, debido al inadecuado manejo al que eran sometidos.

Para poner fin a las constantes averías que padecían estos vehículos, Ferrocarriles Vascongados decidió subcontratar con la compañía Automóviles La Vascongada, con la que mantenía un convenio de servicio combinado hacia el valle del Urola, la conducción, conservación y reparación de los dos automotores, mediante un contrato suscrito el primero de mayo de 1914. Todos los trabajos de mantenimiento se realizaron a partir de entonces en la estación de Arrona, punto en que la empresa de autobuses tenía sus cocheras, mientras que sus chóferes serían los encargados de la conducción de los automotores.

A pesar de la mayor experiencia de los trabajadores de La Vascongada en el manejo y mantenimiento de los motores de gasolina, los automotores siguieron sufriendo frecuentes averías, por lo que en noviembre de 1914 la empresa comenzó a pensar en la posibilidad de deshacerse de ellos, vendiéndolos al precio de 65.000 pesetas cada uno. Sin embargo, como no encontraron comprador y como las incidencias eran cada vez menos frecuentes, continuaron en servicio e, incluso, se prolongó su recorrido comercial hasta Arrona a partir del 10 de julio de 1915, al tiempo que se prepararon dos nuevos remolques, en concreto, los antiguos coches de dos ejes C-24 y 31 adaptados como jardineras. En agradecimiento a las diversas mejoras introducidas en los automotores, la Compañía de los Ferrocarriles Vascongados decidió a finales de 1915 entregar un obsequio al señor Tellería, director de La Vascongada.

Sin embargo, y a pesar de las progresivas mejoras introducidas en los automotores, la Primera Guerra Mundial  trajo consigo graves problemas en el suministro, tanto del combustible como de los repuestos necesarios para el correcto mantenimiento de los automotores benzoeléctricos, por lo que el Consejo de Administración de los Ferrocarriles Vascongados decidió, en sesión celebrada el 30 de mayo de 1917, paralizar su circulación. Por tanto, estos vehículos pioneros tuvieron una vida efímera, ya que apenas llegaron a circular durante cuatro años. Poco después fueron desmontados para aprovechar sus generadores como refuerzo de la subestación del tranvía de Arratia en Durango. Por su parte, los motores de tracción también fueron recuperados por la citada empresa como material de repuesto para sus vehículos.

1 comentario:

  1. De gran valor documental e historico este repaso a aquella por aquel entonces muy novedosa modalidad de traccion,pudiendo Vascongados contar con el honor de ser la administracion pionera en poner en circulacion este tipo de automotores.Los vehiculos eran realmente elegantes,su diseño y estetica eran realmente similares a tranvias urbanos.Lastima,sin embargo,el desigual resultado en servicio de los vehiculos que dio lugar a tan prematura desaparicion...Ojala se hubiera conservado una unidad al menos

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